martes, 14 de marzo de 2017

Sobre Qué Escribir


¿Quieres escribir, pero no sabes sobre qué?

No podemos escribir sobre lo que no vemos, lo que no pensamos, lo que no sentimos. Lo que no existe en nuestro interior, mucho menos puede existir sobre el papel. Por eso es importante ampliar la mirada, descubrir esos pequeños detalles que normalmente nos pasan desapercibidos. De ese modo podremos descubrir miles de sensaciones, emociones y pensamientos que no sabíamos que estaban, porque se encontraban de forma latente, esperando ser despertados por el estímulo adecuado. 

Ampliar la mirada (y no hablo solo de los ojos) nos permitirá no solo ESCRIBIR , sino también VIVIR mejor. 

Tengo la creencia de que todos podemos escribir y, no solo eso: TODOS ESCRIBIMOS constantemente, aunque quizás no en el sentido tradicional. ¿Acaso no te pasó darte cuenta que tu mente te susurra cosas al oído? Nuestros pensamientos se suceden de forma automática, nos diseñan la vida aun cuando no tengamos conciencia de que lo hacen. Esa es la forma en que escribimos nuestra vida. Seguramente si logramos extraer el contenido mental de una persona en un papel, en un solo día tendríamos un libro completo. 

En síntesis: todo está ahí, dentro de nosotros, en TU INTERIOR, solo basta tener las herramientas necesarias para sacarlo de ahí y lograr que se vuelque sobre el papel. 

Si no descubres sobre qué escribir, y además te gustaría conocer y desarrollar esas herramientas, te invito a inscribirte en una CLASE GRATUITA DE BIOESCRITURA, en MODALIDAD VIRTUAL. Para hacerlo debes hacer clic en el siguiente enlace y completar el formulario: 


Esta clase no es para escritores (o sí), sino para personas que quieran CONECTAR consigo mismas, con la vida y con otras personas de una forma más real. Vamos a devolver EL PODER A LAS PALABRAS. 

¡Te espero del otro lado!

Mónica Kofler

viernes, 13 de enero de 2017

¿Tu mente no para?

Aquí estoy nuevamente, con novedades de este proyecto, que ya tiene nombre: se llama Bioescritura, y en lo que queda de Enero les iré contando más detalles para que puedan ir conociendo un poco más de lo que se trata. 


Puedo decir, mientras tanto, que la Bioescritura representa la síntises de lo que la escritura es en mi vida, representa MI SÍNTESIS, porque no es algo a lo que llegué, sino algo que soy.

La Bioescritura es lo que yo siempre hice al escribir, es MI FORMA de ser en el mundo, de expresarme, de reciclarme. 

Sin embargo no fue fácil comenzar a darle forma de proyecto, porque siempre había visto mi modo de escribir (y la necesidad de hacerlo) como algo personal e inherente a mí, pero que no me servía para mucho más que para expresarme y comunicarme conmigo misma. 

La necesidad de trascendencia, los ruidos y los diálogos internos me hicieron querer más, a la vez que darme cuenta de que, así como esta forma de escribir me ayudó, me sirvió para drenarme y canalizarme y para sacar de mí todo lo que me contaminaba, así también puede ayudar y servir a otros. 


Por eso nació Bioescritura como proyecto, como técnica y método a través del cual pretendo transmitirte a vos, que necesitas conocerte a vos mismo, reciclarte, drenarte y hacer catarsis, toda mi experiencia de vida y todas las herramientas de las que día a día me valgo para alcanzar la plenitud y el equilibrio emocional sobre el papel. 




Si voy dando pequeños datos no es porque pretenda jugar al misterio, es simplemente que cada cosa que te muestro es el resultado de un gran trabajo interior, porque para llegar a estos resultados que voy dejando ver sigo buceando en las partes más profundas de mi vida, mi experiencia y mi historia, para que lo que llegue a vos no sea ni más ni menos que el producto genuino de lo que soy y lo que tengo para dar, con la certeza de que así como significó un elemento decisivo en mi vida, va a ser igual de transformador para vos. 

Te escribo en estos días, Mi Querido Quien Seas. 

Mónica Kofler 

lunes, 9 de enero de 2017

Para que lo lea el protagonista que hay en vos

Hay una parte de vos que solo vos conoces; vos y, con suerte, algunos de tus más íntimos (si es que puedo decirlo en plural). Hay, incluso una parte de vos tan inmensa que ni siquiera vos conoces, porque le gusta esconderse en las sombras, porque te gusta esconderla (o creíste que debías hacerlo), porque no responde a los mandatos sociales, familiares, culturales o históricos y, sin embargo… ESTÁ. Esa parte de vos existe y hace mucho ruido desde adentro, grita, aúlla, llora y se ríe a carcajadas de los personajes que a veces inventas para ser uno más. Si, se ríe porque sabe que ser uno más en el montón es el personaje que se comió al héroe, al príncipe, a la princesa, a dios e incluso al villano que llevas dentro…
Es el personaje que se hizo dueño de tu vida 
y de tu historia 
y te dejó a vos fuera de ella. 
Y te hizo olvidarte de vos mismo, de lo que sos, de lo que realmente quieres, de lo que te hace soñar, amar, desear, vivir, vibrar…

Debo decirte, Querido Quien Seas que estás leyendo esta parte renacida de mis sombras, que te entiendo, pero también quiero que entiendas que la vida es corta y es poco y nada lo que nos dijeron que sería. ¿Para quién estás guardando esa parte real de tu ser? ¿Acaso no ves que el mundo se está perdiendo de alguien que es capaz de hacer una diferencia?

Espero que a partir de esto tengas el valor de preguntarte qué se está perdiendo el mundo por tu cobardía de mostrar y mostrarte quién realmente sos. Es un desafío, pero también es una invitación. Porque así como se lo está perdiendo el mundo, también te lo estás perdiendo vos: tu derecho a SER en el mundo (no te olvides que la vida es corta).

  • Estoy preparando una propuesta para ayudarte a SACAR TUS COLORES DE ADENTRO y pintar las paredes de tu casa, las calles de tu barrio y la sonrisa de quienes te rodean. 
  • Estoy preparando herramientas para ayudarte a sacar las PIEZAS SUELTAS DEL ROMPECABEZAS que te quedaron atascadas en las pautas y normas que te creíste obligatorias y que te anestesiaron la verdad y los sueños. 
  • Estoy diseñando técnicas que te van a ayudar a ENCONTRARTE Y RECONOCERTE, a desnudarte y acariciarte, a aceptarte, amarte e integrarte. 
  • Estoy escogiendo los pasos de un camino que te llevará a escribir tu propia historia, a ESCRIBIRTE.

Si te atreves, solo si te atreves a acompañarme, tendrás el placer y el honor de conocer a una persona mágica, especial, genuina, con una historia repleta de sentido, con una mochila cargada de aprendizaje, dispuesta a contarte sus sueños, sus deseos, sus experiencias: 
…………………… 
(SÍ, AHÍ VA TU NOMBRE).

Te espero. 

martes, 27 de diciembre de 2016

CUALQUIERA PUEDE ESCRIBIR

Cualquiera puede escribir. Probablemente suene raro, sobre todo cuando generalmente los escritores disfrutan de ese pedestal en que se los ubica por tener “el don de escribir”. 

Quizás no todos nacemos con la habilidad innata, pero sin dudas es una habilidad que se puede adquirir. Y digo que cualquiera puede escribir, del mismo modo que cualquiera puede cantar, o bailar o pintar un cuadro. Escribir es ni más ni menos que una herramienta, un vehículo para sacar afuera lo que se tiene adentro, un modo de explotar, de hacer catarsis. Escribir es un modo de arte, un modo de ser, un modo de sentir. 

Escribir es agarrar eso que tienes adentro y que no sabes dónde poner, y ponerlo sobre el papel. Es darle permiso a eso que te pasa, para que te pase… y para que pase y se vaya. 

Es tomar esas palabras que se golpean dentro de tu mente y de tu corazón y te arman una película, una novela, un drama y hacer con ellas un discurso completo, porque ya no importa que no tengas a quién decírselas, las dices y punto… y capaz ahí afuera incluso haya alguien que las quiera leer. O quizás no quieras que las lea nadie, las escribes para vos, para sacarlas de adentro y que dejen de golpearte y de llenarte de moretones el alma. Porque seamos sinceros, no todo lo que sentimos ni todo lo que pensamos sirve, pero está ahí, lo sabemos, está ahí y nos lo hace saber con nuestros estados emocionales, con nuestras incomodidades, con nuestras frustraciones e insatisfacciones. ¿Qué hacemos con eso? Yo recomiendo que las escribamos, aunque si alguien quiere cantarlo, bailarlo o pintarlo, pienso que es igual de bueno. En definitiva, al hacer con nuestras sombras un arte, dejan de ser sombras y se convierten en algo bello, no solo por el resultado que volcamos sobre el papel (que puede gustar a todos, a muchos o a nadie), sino por haber podido sacarlo de adentro sin provocar ningún daño, y provocándonos un gran placer y una gran liberación a nosotros mismos.

"...al hacer con nuestras sombras un arte, dejan de ser sombras y se convierten en algo bello..." 



Como dije antes: la escritura es una herramienta, un vehículo. La pregunta es ¿Qué quiero escribir? ¿Qué quiero decir? Pero probablemente si vos que estás leyendo nunca te habías planteado la posibilidad (o el derecho) de escribir lo que te pasa, cuando te hagas esta pregunta tu mente se quede en blanco ante la intimidación. Entonces te hago otra pregunta ¿Qué estás sintiendo? ¿Qué tienes atorado en la garganta, en la contractura del cuello, en la boca del estómago, en la rigidez de la espalda, en el dolor de cabeza, en el insomnio…? ¿Qué tienes hecho un nudo que te enmudece, que te satura el corazón? ¿Qué es eso que te hace llorar cuando ves una publicidad de m… que no tiene nada que ver con vos, pero que te lleva a un estado de sensibilidad incontenible? ¿A quién quieres decirle cosas, pero te callas, porque tienes miedo de las consecuencias? ¿O porque crees que no te va a entender? ¿A quién odias? ¿A quién amas? ¿A quién extrañas en secreto? ¿Qué te gustaría que los demás sepan de vos cuando ya no estés?

No sé si me hago entender, pero la idea es que TODOS tenemos algo que decir, TODOS PODEMOS ESCRIBIR, y absolutamente TODO SE PUEDE ESCRIBIR, porque siempre está pasando algo, y ese “algo” siempre es importante para esa persona a la cual le está pasando (y para otros tantos que ni siquiera tienen idea de cómo decirlo).

Cómo empecé a escribir yo


A mí esto de escribir me surgió temprano, alrededor de los once años. Mi maestra de sexto grado (la señorita Polido <3 ) me propuso escribir una poesía para un concurso literario del Club de los Abuelos, y yo no dudé ni un segundo en encerrarme en mi pieza, con el Adagio de fondo, y en empezar a llorar hasta llegar a ese nudo que me recordaba a mi abuelo. Cuando lo encontré, salió la poesía… y gané el concurso. Sabía que para escribir necesitaba conectarme, y esa música que para música fue mi medio para transportarme a la tristeza que representaba la ausencia de mi abuelo. 

Desde ese día escribí todo, sobre todo lo que me pasaba. Escribo para pensar, para ordenar los pensamientos, para entender lo que me pasa, para contar algo que me maravilla o que me tortura o que me duele o que simplemente pasó por mi imaginación.

Por mucho tiempo me sentí extraña. Sobre todo cuando mis historias atraían tanto la atención de los profesores y llamaban a mi mamá para contarle, preocupados, que quizás yo tenía algún problema psicológico o alguna tendencia suicida. Sí, me sentía un bicho raro.

La verdad es que escribía para mí misma, para sacar esas cosas medio insanas que a veces aparecen durante la adolescencia, propias de la búsqueda de identidad.

Luego me sumergí en otro pozo: el de la maternidad, y otra vez me encontré con las sombras y con la necesidad de sacar afuera todo eso que me inundaba. Pero esta vez Internet fue mi cómplice, porque empecé a escribir en un blog y entonces supe, por primera vez, que no era un bicho raro ni un patito feo, solo estaba nadando fuera del estanque. Lo supe cuando empecé a recibir hermosas cantidades de comentarios y mensajes de otras mujeres que pensaban, sentían, sufrían, vibraban, amaban y se cansaban como yo. Por supuesto que no fueron todas, que no todas las mujeres vivieron del mismo modo el embarazo, el parto ni el puerperio, porque no somos todas iguales, pero sí somos muchas, y la Internet me sirvió para encontrarme con esas esencias similares a la mía. Cualquiera que tenga un grupo de amigos sabe lo bien que se siente saberse aceptado, y eso me pasó a mí. Cuando me dijeron, algunas veces, que se sentían identificadas con lo que yo contaba, que les pasaba lo mismo pero no sabían cómo decirlo, me sentí feliz de poder darle voz a otras personas que pasaban por lo mismo y que, aun cuando no pudieran expresarlo, podrían leerlo y quizás usar mis palabras para explicarles a otro lo que estaba pasando en su mundo.

Sin darme cuenta había dado un gran paso: había salido del lugar en que pedía cosas al mundo, en que me preguntaba “¿Qué puedo obtener yo con esto de escribir?” a un lugar más hermoso, en donde todo fluye y puedo ver la fuente inagotable de donde brotan las
palabras, el lugar en donde me empecé a preguntar “¿Qué puedo dar de esto que tengo? ¿A quién puedo ayudar con esta habilidad?”. Y entonces continué escribiendo.

Pronto me encontré preguntándome qué quiero decir, a quién quiero decírselo, cuál es mi mensaje. Porque sin algo que decir, sin un mensaje, la escritura es una herramienta que no sirve para nada, un vehículo que no me lleva a ningún lugar.

Recibí también otros comentarios de personas que me dijeron cosas como “a mí me gustaría poder contar tal cosa”, o “pensé en escribir mi propia historia”, “me encantaría contar mi vida en una novela”, “dejar mi historia a mis hijos”, “escribir mi biografía”, “escribir mis memorias”, “nuestra historia de amor”, “el nacimiento de nuestros hijos”, “todo lo que me enseñó mi padre”… ¡y tanto, tanto más! Mientras tanto a mí solo se me estrujaba el corazón por sentir que no podía ayudarlos, hasta que un día pensé ¿Por qué no?

Entonces lo supe: YO LOS PUEDO AYUDAR. Durante toda mi vida, desde esos (no tan) lejanos once años, desarrollé técnicas y herramientas para escribir, para escribirme a mí misma, para escribir y reescribir mi historia, para convertir el dolor en una pequeña pieza de arte que, aunque más no fuera, sirviera para aliviarme y darme calma. Yo sé cómo se hace y estoy segura de que se puede enseñar.

Mi idea no es la de enseñar a escribir con tremendo estilo literario, ni ayudar a que te conviertas en Borges o en Cortázar, porque tampoco sabría cómo hacerlo yo misma. Simplemente TE PUEDO AYUDAR A ENCONTRAR LA VÍA PARA CONECTAR TUS EMOCIONES CON TUS PALABRAS, Y VOLCARTE ENTERO SOBRE EL PAPEL. Puedo guiarte con mis técnicas y mis ejercicios personales, con esos que me sirvieron en la adolescencia, y con otros que fui descubriendo e incorporando a la vez que crecía y seguía aprendiendo y estudiando, y que ahora incluyen una que otra herramienta de Coaching, Inteligencia Emocional, Programación Neurolingüística y Géstalt.

Puedo ayudar a que te conectes con vos mismo, con tus partes excluidas, con tus sombras, con tus sueños, con tus ganas, con tus miedos, a que te atrevas a decirte eso que suena en tus zonas oscuras, a que te permitas ser lo que quieres ser, lo que ya sos pero parece no encajar en el mundo que te construiste, a sacarte esa sensación de estar sobrepasado por la vida, por la rutina, por las obligaciones, por los mandatos sociales y familiares, por las cosas pendientes.

Y una vez que tengas todo escupido, vomitado, llorado o reído sobre el papel, podemos armar con eso un castillo, una nube, un puente o una tormenta… lo que mejor salga con esas piezas de rompecabezas que había en vos.

De todo eso surge hoy mi idea de ofrecerte mi ser, mi historia, mi habilidad, mi experiencia, mis búsquedas y mis encuentros, mis estudios y mis aprendizajes, y poner todo a tu servicio, para que vos elijas el modo que mejor vaya con vos, con el que más cómodo te sientas.

Podemos hacer un taller de escritura catártica, y entonces te daré mis herramientas para que aprendas, con ellas, a hurgarte a vos mismo y a sacar lo mejor y lo peor de vos sobre el papel.

O puedes sacarlo vos solo, si es que ya estás acostumbrado a escribir tus emociones pero tienes dudas sobre cuestiones formales de la escritura, y entonces yo te ayudo a encauzarte en esa parte del camino, con las cuestiones técnicas de construcción del texto.

Solo quiero que te quede claro que no necesitas tener ningún conocimiento previo (más que el saber leer y escribir) para que esta propuesta se adapte a vos. Solo es necesario que tengas algo adentro que quiere salir, pero no sabes cómo, ni por qué, ni para qué, que tengas pensamientos, emociones, sensaciones, conflictos, crisis, miedos, deseos, sueños, preguntas, que sientas amor, odio, cansancio, miedo, enojo, angustia, tristeza…

¿Te imaginas poder decir que te sientes triste, sin decir que te sientes triste? Yo no, no puedo decir la palabra tristeza desde que no estás. Ni esa, ni ninguna otra palabra. En realidad no puedo hablar, no quiero. Tengo miedo que al hacerlo, mi respiración se robe para siempre el último hilo de tu perfume que quedó dando vueltas en el aire y en la funda de la almohada. Por eso no abro las puertas ni las ventanas, no vaya a ser que el viento…

Mónica

lunes, 5 de diciembre de 2016

Herramientas de Coaching para hacer tu Balance Personal de Fin de Año


Empezar un nuevo año sin hacer un balance es como ir al súper sin llevar una lista de compras. ¿Se puede hacer? Claro! pero probablemente terminemos comprando cosas que no necesitamos y olvidándonos de algo que teníamos que comprar. 

Lo mismo pasa con el balance: si no lo hacemos nuestros pensamientos quedan a la deriva, desordenados, provocando sensaciones y emociones que a veces nos perjudican. Por eso es importante hacer un buen balance que nos permita terminar un ciclo, evaluar nuestras acciones, nuestros logros, valorar aquéllo que obtuvimos, dar gracias por nuestras bendiciones, dejar ir lo que ya no queremos en nuestra vida, enumerar aquéllas cosas que queremos conseguir, PROGRAMARNOS para ser y hacer aquéllo que queremos. 


Por eso quiero REGALARLTE esta GUÍA CON HERRAMIENTAS DE COACHING PARA HACER TU PROPIO BALANCE PERSONAL. 


Solo tienes que pedirlo, y te lo envío. Es TUYO, no tienes que darme nada a cambio (a menos que quieras contarme cómo te resultó, si te fue de ayuda, pero nada más que eso).
 
Si quieres hacer tu balance con estas herramientas, solo tienes que suscribirte al blog, para recibir la guía directamente en tu correo electrónico.

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